Leemos estos dias en prensa dos noticias referentes a ventas de obra de arte de instituciones. En un caso, el Museo de Detroit, es una posibilidad que se está estudiando si bien parece que no se va a llevar a cabo. En el otro caso estamos ante una venta real de 85 obras de Miró propiedad del Estado de Portugal adquiridas al rescatar un banco en crisis.
Pues bien quisiera hacer un pequeño comentario sobre este tema que toca directamente al coleccionismo, al coleccionista y a todo el mundo.
No es deseable, en modo alguno, pensar que una institución o un país tenga que deshacerse de sus obras de arte.
Las leyes del país determinan si eso es posible, sobre todo si se trata de donaciones condicionadas de algún modo.
Ahora bien, dicho esto, dicho con pesar, pienso que no hay que tener miedo a esta decisión, el arte está, estuvo, estará circulando entre las manos de los coleccionistas y de las instituciones.
Si se vende obra de un museo lo más posible es que vaya a otro museo o a una importante colección accesible al público.
Si esto sirve para solucionar, aunque sea en parte, una necesidad económica bienvenido sea.
Que la venta sea cuidada, pública y al mejor precio,que los nuevos propietarios permitan el acceso al público de estas obras ésa debe ser la preocupación.
En resumen que vayan cuadros de un país a otro país para ser vistos por otras gentes es un hecho que no gusta, es doloroso, pero ha pasado más veces de las que parece en la historia del arte.
Véase, como ejemplo: